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No Desperdicies tu Cancer

Monday, July 6th, 2009

Nota del Editor: Nuestro amigo David Powlison, quien recientemente también ha sido diagnosticado con cáncer de próstata, ha agregado algunas notas de ayuda a los 10 puntos de John Piper. Los párrafos marcados con DP: fueron escritos por Powlison.

Escribo esto en espera a mi cirugía de próstata. Creo en el poder de Dios para sanidad – por medio de milagros y por medio de medicinas. Creo que es correcto y bueno orar por ambos tipos de sanidad. El cáncer no es un desperdicio si es sanado por Dios, quien posee la gloria y esa es la razón por la cual existe el cáncer; para glorificar a Dios. Así que no orar por sanidad puede desperdiciar tu cáncer. Pero la sanidad no es el plan de Dios para todos. Y hay muchas otras maneras de desperdiciar tu cáncer. Oro por mí y por ti, pido a Dios que nos permita aprovechar y no desperdiciar esta pena del cáncer.

DP: Yo (David Powlison) agregué estas reflexiones a las palabras de John Piper la mañana después de haber sido diagnosticado con cáncer de próstata (Marzo 03 del 2003), los 10 puntos principales y primeros párrafos son de John, los segundos son míos.

1. Desperdiciarás tu cáncer si no crees que fue diseñado por Dios con un propósito para ti.

Esto no quiere decir que Dios solamente USA nuestro cáncer pero no lo DETERMINA. Lo que Dios permite, lo hace por una razón. Y esa razón es su propósito. Si Dios ve actividad molecular que se convertirá en cáncer, puede detenerla o no. Y si no lo hace es porque tiene un propósito. Ya que Dios es infinito en sabiduría, es correcto decir que este propósito es su designio. Satanás es real, ofrece placeres y causa dolor, pero él no es soberano. Así que cuando atacó a Job con llagas (Job 2:7), Job las atribuyó finalmente a Dios (2:10) y el escritor sagrado añade: “…Le ofrecieron sus condolencias y lo consolaron por todas las calamidades que el Señor le había enviado…” (Job 42:11). Si no crees y aceptas que tu cáncer fue diseñado por Dios, desperdiciarás tu cáncer.

DP: Reconocer los designios de Dios no te convierte en estoico, un deshonesto o en un optimista superficial. Al contrario, la realidad de los designios de Dios genera y canaliza los lamentos honestos de tu parte hacia el verdadero Salvador. Los designios de Dios nos invitan al diálogo honesto con él en vez de silenciarnos en la resignación. Considera lo honestos que son los Salmos; el Rey Ezequías (Isaías 38), Habacuc 3. Estas personas estaban quebrantadas pero creían honestamente porque sabían quién era su Dios y ponían su esperanza en él. Salmo 28 muestra una apasionada y directa oración a Dios; quien seguramente te escucha, quien desea escucharte, quien continuará obrando en ti y tu situación. De este salmo aprendemos muchas cosas:

  • Este lamento proviene de tu sentimiento de necesidad de ayuda (28:1-2).
  • Puedes ponerle nombre particular a tus conflictos delante de Dios (28:3-5).
  • Eres libre de expresarte en tus propias palabras y aplicarlas a tus circunstancias. Muy a menudo, las “diversas pruebas” de la vida (Santiago 1:2) que tu enfrentas no se identifican exactamente con las circunstancias particulares que David o Jesús enfrentaron, pero la dinámica de confianza y fe es la misma.
  • Una vez que depositas tu carga en Aquel que tiene cuidado de ti, expresa tu gozo (28:6-7): El Señor ha dado su paz que sobrepasa todo entendimiento. Finalmente, debido a que la fe siempre trabaja y se expresa en amor, tu necesidad personal y el gozo que recibes de Dios en medio de tu circunstancia producirán una preocupación amorosa por el prójimo. (28:8-9).

La enfermedad puede agudizar tu conciencia de cuán profunda y cuidadosamente Dios ha obrado en cada detalle de tu vida ahora y siempre.

2. Desperdiciarás tu cáncer si lo percibes como una condena y no como un regalo.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús…” (Romanos 8:1) “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición” (Gálatas 3:13) Contra Jacob no valen maleficios; contra Israel no sirven brujerías. Ahora es preciso decir a Israel: ‘¡Cuántas maravillas ha hecho Dios contigo!’ (Números 23:23 DHH) Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. (Salmo 84:11)

DP: La bendición proviene de lo que Dios hace por nosotros, con nosotros y a través de nosotros. Él provee su grande y misericordiosa Redención en el escenario de tu vida. Tu cáncer en sí mismo es una de las 10,000 “sombras de muerte” (Salmo 23:4) que se levantan sobre cada uno de nosotros: todas las amenazas, pérdidas, heridas, frustraciones, desilusiones, males también son sombras de muerte. Pero en sus hijos amados, nuestro Padre efectúa un bien mayor a través de nuestra más grave y penosa pérdida; a veces sanando y restaurando el cuerpo (temporalmente hasta la resurrección de la muerte para vida eterna), pero siempre sustentándonos y enseñándonos que debemos conocerlo y amarlo. Al ser probado a través del dolor y la pena, tu fe se vuelve más profunda y real. Y tu amor se torna audaz y piadoso. Santiago 1:2-4, 1ª Pedro 1:3-9, Romanos 5:1-5, Romanos 8:18-39 à Los textos citados aparecen al final de este artículo.

3. Desperdiciarás tu cáncer si buscas alivio en tus probabilidades en vez de buscarlo en Dios.

El propósito de Dios en tu cáncer no es conducirte calcular tus probabilidades y encontrar alivio en ellas. El mundo obtiene comodidad de sus probabilidades pero los cristianos no. Unos cuentan con sus carros de guerra (posibilidades de sobrevivir), y otros cuentan con sus caballos; (efectos positivos del tratamiento); pero nosotros contamos con el Señor nuestro Dios. (Salmo 20:7 DHH) porque en Dios confiamos. El propósito de dios es claro en 2ª Corintios 1:9 “Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muerto.” El objetivo de Dios a través de tu cáncer (entre otros cientos de buenas cosas) es derribar nuestra seguridad en nosotros mismos para que confiemos completamente en Él.

DP: Dios mismo es tu confianza. Él se da a sí mismo. Debemos calcular correctamente los porcentajes; es 100 % probable que sufriremos y 100% seguro que Cristo nos busca, viene a nosotros, nos brinda alivio y nos restaura amorosamente en alegría. También es 100% seguro que pasaremos por angustias y sufrimientos de muerte y 100% seguro que tu Salvador esta contigo, en medio de tus pruebas para bendecirte y santificarte. Con Dios, no dependes de probabilidades sino que vives confiado en la seguridad del Señor.

4. Desperdiciarás tu cáncer si te niegas a pensar en la muerte.

Todos nosotros moriremos si Jesús pospone su regreso. Es una locura negarnos a pensar en cómo será el dejar esta vida y encontrarse con Dios. Eclesiastés 7:2 dice: “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete, porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo tendrá presente en su corazón.” (RV95) ¿Pero cómo puedes tenerlo presente en tu corazón si no quieres ni pensarlo? El Salmo 90:12 dice: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.” Contar tus días significa pensar en lo cortos que son y en el hecho de que un día acabarán. ¿Cómo puedes traer sabiduría al corazón si te rehúsas a pensar en estas cosas? Que desperdicio, si no pensamos en la realidad de la muerte.

DP: Pablo describe al Espíritu Santo como el anticipo (primicia) de la seguridad de vida.

…Todos sabemos que hasta hoy toda la creación se queja de dolor y sufre como una mujer con dolores de parto. 23No sólo el mundo, sino también nosotros sufrimos, pero ya tenemos el Espíritu como anticipo de la promesa de Dios. Ahora esperamos que Dios nos dé todos los derechos como hijos suyos cuando nuestros cuerpos sean liberados. 24Cuando fuimos salvos recibimos esa esperanza, pero una esperanza que se ve no es realmente una esperanza, ¿para qué esperar lo que ya se ve? 25En cambio, nosotros estamos esperando lo que aún no podemos ver y lo esperamos con paciencia (Romanos 8:22-25).

Por fe, el Señor nos da una dulce probadita de lo que será estar cara a cara frente a él en la vida eterna; en presencia de nuestro Dios y Señor Jesucristo. Podríamos decir también que el cáncer es un anticipo de la inevitable muerte, que nos da un amargo adelanto de nuestra mortalidad. El cáncer es una señal en el camino que lleva a algo mucho más allá, a la muerte; el último enemigo al que debemos enfrentarnos. Pero Cristo ha derrotado a este enemigo: 1ª Corintios 15:26/54-55 dice: Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte…

54 …Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?

El cáncer es simplemente un aliado del enemigo que merodea a nuestro alrededor. No tiene poder sobre ti si tú eres un hijo de la resurrección del Señor; así que puedes mirarlo a los ojos sin temor.

5. Desperdiciarás tu cáncer si “luchas” contra él solo para estar vivo y no para anhelar más a Cristo.

El propósito de Satanás y el propósito de Dios a través de tu cáncer no son lo mismo. Satanás se propone destruir tu amor por Cristo, mientras que Dios se propone hacer más profundo e intenso tu amor por Cristo. El cáncer no ganará la victoria si mueres; el cáncer ganará si dejas de anhelar a Cristo. El deseo de Dios es separarte del seno del mundo y alimentarte en la suficiencia de Cristo. Esto quiere decir que Dios quiere ayudarte a que puedas decir y sentir: “Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”. (Filipenses 3:8) Y estar seguros de que: “…el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21)

DP:El anhelo por Cristo se puede expresar en dos circunstancias esenciales de nuestra fe: la necesidad y el gozo; dolorosas necesidades y gozo desbordante. Muchos salmos claman en “escala menor”: anhelamos a nuestro Salvador en medio de la dolorosa necesidad, lo necesitamos porque él nos puede salvar de nuestra angustia, pecado, sufrimiento y angustia. Por otro lado, muchos salmos cantan en “escala mayor”: Anhelamos a nuestro Salvador con gozo desbordante porque nos deleitamos en él, lo amamos, le damos gracias por todas sus bondades, nos regocijamos en su salvación, nos alegra que él reine. Y muchos salmos comienzan en una escala y terminan en otra. El anhelo por Dios no es monocromático; se trata de vivir bajo todo el espectro de la experiencia humana anhelando a Dios. “Luchar” contra el cáncer es vivir sabiendo que tu Padre tiene compasión de ti, porque el conoce tu condición; sabe que eres solo polvo. Y confiar también que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Vivir es conocerlo y conocerlo es ser amado por él.

6. Desperdiciarás tu cáncer si dedicas más tiempo leyendo acerca de tu enfermedad y menos tiempo leyendo acerca de Dios.

No es malo saber cómo se manifiesta el cáncer. La ignorancia no es una virtud. Pero enfocarte solo en saber más y más de la enfermedad y por otra parte perder el entusiasmo por conocer cada vez más a Dios es síntoma de incredulidad y desconfianza. El cáncer debería alentarnos a confiar más en el Señor y afirmar nuestros sentimientos y fuerzas en este deseo: Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová (Oseas 6:3). Nos desafía a pensar y actuar como decía Daniel: “…el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.” (Daniel 11:32) Nos fortalece como robles indestructibles: “Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. 3Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará” (Salmo1:2-3) Qué desperdicio sería que pasáramos día y noche leyendo más acerca del cáncer y menos acerca de Dios.

DP: Así como con tu lectura, también sucede con tus conversaciones con las personas. Otra gente expresará con mucha frecuencia su cuidado y preocupación al preguntarte acerca de tu salud. Eso es bueno, pero las conversaciones fácilmente nos pueden envolver en la preocupación y la angustia. Así que háblale abiertamente a las personas acerca de tu enfermedad; buscando sus oraciones y consejos, pero luego cambia la dirección de la conversación mencionándoles lo que Dios esta haciendo fielmente al sostenerte y fortalecerte con 10000 bendiciones más. Robert Murria McCheyne sabiamente dijo: “por cada mirada a tus pecados, mira diez veces a Jesucristo.” Él tenía en cuenta nuestra tendencia a invertir esa proporción a 10/1 al envolvernos en nuestras faltas y olvidarnos de la misericordia del Señor. Lo que McCheyne dijo acerca de nuestros pecados también es aplicable a nuestros sufrimientos. Por cada mención que hagas a otros acerca de tu cáncer, diles diez cosas acerca de Dios, la esperanza que te da y lo que esta haciendo en tu vida. Menciona las bendiciones pequeñas y grandes de cada día. Por cada hora que dediques investigando o comentando acerca del cáncer, dedica también diez horas estudiando, meditando y sirviendo al Señor. Relaciona todo lo que vayas descubriendo acerca del cáncer con el Señor y sus propósitos y verás que no te obsesionarás en angustia y desesperación.

7. Desperdiciarás tu cáncer si dejas que te conduzca a la soledad en vez de profundizar en tus relaciones.

Cuando Epafrodito trajo a Pablo los regalos que enviaban los hermanos Filipenses, enfermó y casi moría. Pablo dijo a los filipenses: porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado. 27Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza.(Filipenses 2:26-27) ¡Que asombrosa reacción! No dice que ellos  que él estaba enfermo. Esa clase de corazón es el que Dios se propone moldear a través del cáncer; un corazón con afecto profundo, preestuvieran angustiados porque él estuviera enfermo, sino que él se angustió porque ellos supieronque el estaba enfermo.  Esa clase de corazon es el que Dios se propone moldear a traves del cancer;  un corazon es el que  Dios se propone, preocupación sincera y cuidado por las demás personas. No desperdicies tu cáncer centrándote en ti mismo.

DP: Nuestra cultura se aterra con la idea de la muerte. Está obsesionada con la medicina, idealiza la juventud, la salud y la energía física. Trata de ocultar cualquier signo de debilidad o imperfección. Tú serás de bendición a las personas si vives tranquila, confiada y amorosamente a pesar de tu debilidad. Paradójicamente, atender tus relaciones cuando atraviesas por dolor y debilidad ayuda a fortalecer a los demás. Una relación de este tipo es como ir en una carretera de dos carriles; uno para dar y otro para recibir. Dar con generosidad y recibir con gratitud. Tus necesidades le dan a los demás la oportunidad de amar, y ya que el propósito más elevado de Dios es que aprendas a amar, aprenderás el fino y gozoso talento de expresar cuidado por los demás aún cuando seas más débil que ellos. Esta amenaza y debilidad para tu vida puede proveerte de maravillosa libertad para que recibas con gratitud: aceptando el amor de Dios y de los demás, y para quedes con generosidad: amando a Dios y los demás.

8. Desperdiciarás tu cáncer si te entristeces como quienes no tienen esperanza.

Pablo utilizó esta frase en relación a quienes habían perdido a sus seres queridos: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que”no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.” (1ª Tesalonicenses 4:13) Hay tristeza en la muerte, aún por los creyentes que mueren; hay una pérdida temporal – pérdida del cuerpo, pérdida de los seres queridos en vida, pérdida de las bendiciones terrenales. Pero esta tristeza es diferente pues esta impregnada de esperanza. “…tenemos confianza, y quisiéramos más bien desterrarnos de este cuerpo para ir a vivir con el Señor” (2ª Corintios 5:8 DHH) No desperdicies tu cáncer entristeciéndote como quienes no tienen esta esperanza.

DP: Muéstrale al mundo esta clase diferente de tristeza. Pablo dijo que hubiera tenido tristeza sobre tristeza si su amigo Epafrodito hubiera muerto (Filipenses 2:27). Él ya experimentaba tristeza, sintiendo el peso del dolor de su amigo enfermo. Y habría experimentado doble tristeza si su amigo hubiera muerto. Pero esta tristeza amorosa, honesta y orientada a Dios coexistía con el “gozo y regocijo” (Filipenses 2:17-18) y con la “paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7) ¿Cómo pueden coexistir en un mismo corazón el dolor junto al amor, gozo y paz y el profundo sentido de propósito en la vida? ¿Cómo puede un corazón experimentar un ataque cardíaco y a la vez desbordar en amor y gozo? En la lógica profunda de la fe, esto es perfectamente posible y bueno. De hecho, si tienes esperanza a pesar de la tristeza, puedes soportar los sufrimientos de esta vida con mayor profundidad; tristeza sobre tristeza. En contraste, la tristeza que no tiene esperanza frecuentemente tiende a negar, escapar o negociar con el dolor, porque no puede enfrentarse a la realidad del sufrimiento sin caer en la angustia. En Cristo, sabes que el dolor es solo un aguijón temporal en la carne, por ahora experimentas lo duro de esta vida en este mundo caído. El dolor y la muerte no serán permanentes. Ocúpate en amar el bien y odiar el mal; estas siendo moldeado a la imagen del “hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento (Jesucristo).” (Isaías 53:3 DHH) Este hombre, Jesús: “soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría…” (Hebreos 12:2 DHH) este hombre perfecto, Jesús; vivió y murió con la esperanza en la verdad. Su sufrimiento no fue silenciado, ignorado o sometido a tratamiento médico, tampoco lo trató con desesperación, miedo, cobardía o esperanza en el cambio de las circunstancias. Las promesas finales de Jesús rebozan de contentamiento y plena confianza en la esperanza en medio de la tristeza: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozoesté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido, aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo; vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo, y hablo esto en el mundo para que tengan”mi gozo completo…” (Juan 15:11 / 16:20 / 16:22 /17:13)

9. Desperdiciarás tu cáncer si continúas pecando igual que antes.

¿Sigues viendo los pecados tan apetecibles como antes? Si es así, estas desperdiciando tu cáncer. El cáncer esta diseñado para destruir el antojo del pecado. Orgullo, codicia, lujuria, odio, rencor, impaciencia, pereza – todos estos son adversarios que el cáncer se propone vencer. No pienses que solamente estas batallando contra el cáncer, también piensa que estas batallando junto al cáncer. En este sentido, el cáncer es tu aliado en la lucha contra el pecado. Todos esos pecados son peores enemigos que el cáncer mismo. No desperdicies el poder del cáncer para aplastar a estos adversarios. Deja que el deleite en la eternidad apague el deleite temporal del pecado; “pues, ¿qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo y se destruye o se pierde a sí mismo?” (Lucas 9:25)

DP: En verdad que el sufrimiento tiene el propósito de separarte del pecado y fortalecer tu fe el Jesucristo. Si estas lejos de Dios, lo que sucede es que el sufrimiento fortalece y agranda tu pecado; ¿Deseas volverte amargado, desesperando, adicto, fastidioso, miedoso, furioso, cobarde, sentimental e impío? ¿Pretendes que sea normal actuar así? ¿Vas a negociar con la muerte en tus propios términos? Pero si eres piadoso y temeroso de Dios, el sufrimiento en manos de Dios te transformará; siempre lentamente, a veces rápidamente; aprenderás a experimentar la vida y la muerte a la manera del Señor. Dios te tratará con ternura, te purificará, se ocupará de limpiarte de vanidades. Hará que lo necesites y lo ames solo a él. Pondrá nuevo orden en tus prioridades, caminará contigo. Por supuesto que vas a fallar algunas veces, tal vez te enojes o te frustres, puede ser que quieras escapar y tengas miedo. Pero siempre que tropieces, él te levantará. Tu enemigo interior (el pecado) – un cáncer espiritual 10,000 veces más mortal que tu cáncer físico – será mortificado cada vez más, mientras continúas buscando y encontrándote con tu Salvador. Puedes decirle al Señor: “Señor, es grande mi maldad; perdóname, haz honor a tu nombre” porque “Al hombre que honra al Señor, él le muestra el camino que debe seguir” (Salmo 25:11-12 DHH)

10. Desperdiciarás tu cáncer si no lo usas como un medio para testificar la verdad y la gloria de Dios.

Los cristianos nunca están en cualquier lugar por accidente divino. Hay razones particulares por las cuales nos encontramos haciendo lo que hacemos en el lugar donde estamos. Considera lo que dijo Jesús acerca del dolor en circunstancias adversas “a ustedes les echarán mano y los perseguirán. Los llevarán a juzgar en las sinagogas, los meterán en la cárcel y los presentarán ante reyes y gobernadores por causa mía. Así tendrán oportunidad de dar testimonio de mí.” (Lucas 21:12-13 DHH). Así sucede con el cáncer. Tienes una oportunidad de dar testimonio de Jesucristo y lo que esta hacienda en tu vida a través de tus circunstancias. Jesucristo es infinitamente excelso y tú tienes en tu vida, a través del cáncer, la gran oportunidad de mostrarle a la gente que Dios es más importante que la vida misma. No la desperdicies.

DP: Jesús es tu vida; es el hombre frente al cual toda rodilla se doblará; ha vencido a la muerte de una vez para siempre. Terminará lo que comenzó. Deja que su luz brille en ti mientras tu vives en él, por el, a través de él y para él. Cristo esta contigo, a cada instante y en cada circunstancia de tu vida. En tu cáncer, necesitas que tus hermanos y hermanas en Cristo te testifiquen del poder y verdad del Señor, que te animen y fortalezcan, que te desafíen a confiar en Cristo, y que te demuestren su amor. Y tú puedes hacer lo mismo por ellos y con otros. Teniendo un corazón que ama con el amor de Cristo, hablando con palabras llenas de esperanza para tus hermanos y demás personas.

Recuerda que no estas solo, siempre tendrás la ayuda que necesites. “Por lo tanto, mi Dios les dará a ustedes todo lo que les falte, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús. ¡Gloria para siempre a nuestro Dios y Padre! Amén.” (Filipenses 4:19-20 DHH)

Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla.” (1 Corintios 10:13 DHH)

Apéndice – Textos del punto 2

Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección, a la madurez plena, sin que les falte nada. Santiago 1:2-4 DHH

3Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo por la resurrección de Jesucristo. Esto nos da una esperanza viva, 4y hará que ustedes reciban la herencia que Dios les tiene guardada en el cielo, la cual no puede destruirse, ni mancharse, ni marchitarse. 5Por la fe que ustedes tienen en Dios, él los protege con su poder para que alcancen la salvación que tiene preparada, la cual dará a conocer en los tiempos últimos. 6Por esta razón están ustedes llenos de alegría, aun cuando sea necesario que durante un poco de tiempo pasen por muchas pruebas. 7Porque la fe de ustedes es como el oro: su calidad debe ser probada por medio del fuego. La fe que resiste la prueba vale mucho más que el oro, el cual se puede destruir. De manera que la fe de ustedes, al ser así probada, merecerá aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo aparezca. 8Ustedes aman a Jesucristo, aunque no lo han visto; y ahora, creyendo en él sin haberlo visto, se alegran con una alegría tan grande y gloriosa que no pueden expresarla con palabras, 9porque están alcanzando la meta de su fe, que es la salvación. 1ª Pedro 1:3-9 DHH

1Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. 2Pues por Cristo hemos podido acercarnos a Dios por medio de la fe, para gozar de su favor, y estamos firmes, y nos gloriamos con la esperanza de tener parte en la gloria de Dios. 3Y no solo esto, sino que también nos gloriamos de los sufrimientos; porque sabemos que el sufrimiento nos da firmeza para soportar, 4y esta firmeza nos permite salir aprobados, y el salir aprobados nos llena de esperanza. 5Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado. Romanos 5:1-5 DHH

18Considero que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después. 19La creación espera con gran impaciencia el momento en que se manifieste claramente que somos hijos de Dios. 20Porque la creación perdió su verdadera finalidad, no por su propia voluntad, sino porque Dios así lo había dispuesto; pero le quedaba siempre la esperanza 21de ser liberada de la esclavitud y la destrucción, para alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. 22Sabemos que hasta ahora la creación entera se queja y sufre como una mujer con dolores de parto. 23Y no solo ella sufre, sino también nosotros, que ya tenemos el Espíritu como anticipo de lo que vamos a recibir. Sufrimos profundamente, esperando el momento de ser adoptados como hijos de Dios, con lo cual serán liberados nuestros cuerpos. 24Con esa esperanza hemos sido salvados. Solo que esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues, ¿quién espera lo que ya está viendo? 25Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo sufriendo con firmeza. 26De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras. 27Y Dios, que examina los corazones, sabe qué es lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega, conforme a la voluntad de Dios, por los del pueblo santo. 28Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito. 29A los que de antemano Dios había conocido, los destinó desde un principio a ser como su Hijo, para que su Hijo fuera el primero entre muchos hermanos. 30Y a los que Dios destinó desde un principio, también los llamó; y a los que llamó, los hizo justos; y a los que hizo justos, les dio parte en su gloria. 31¿Qué más podremos decir? ¡Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros! 32Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas? 33¿Quién podrá acusar a los que Dios ha escogido? Dios es quien los hace justos. 34¿Quién podrá condenarlos? Cristo Jesús es quien murió; todavía más, quien resucitó y está a la derecha de Dios, rogando por nosotros. 35¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, o las dificultades, o la persecución, o el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte violenta? 36Como dice la Escritura: “Por causa tuya estamos siempre expuestos a la muerte; nos tratan como a ovejas llevadas al matadero.” 37Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, 39ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor! Romanos 8:18-39

NOTA del traductor: A menos que se indique otra, las citas bíblicas fueron tomadas de la traducción Reina Valera 1960

Otras que se indican:
RV95 – Traducción Reina – Valera 1995
DHH – Traducción Dios Habla Hoy
LBPT – Traducción La Biblia para todos

Más recursos: GospelTranslations.org.
By John Piper. © Desiring God. Website: desiringGod.org.

En Busca de la Dicha

Monday, June 22nd, 2009

Seis Verdades Bíblicas

¿Sabía que Dios nos manda ser alegres?

“Que el Señor sea tu único deleite y Él colmará los deseos de tu corazón” (Salmo 37:4)

1) Dios nos creó para su gloria

“Trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,… para gloria mía los he creado” (Isaías 43:6-7)

Dios nos creó para magnificar su grandeza, de la misma manera en que los telescopios magnifican las estrellas. Él nos creó para manifestar su bondad, confianza, belleza, sabiduría y justicia. La manifestación más grande de la gloria de Dios proviene del placer profundo en todo lo que Él es. Esto significa que Dios obtiene la alabanza y nosotros el placer. Dios nos creó de tal manera que Él es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él.

2) Cada ser humano debe vivir para la gloria de Dios

“Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31)

Si Dios no creó para su gloria, está claro que debemos vivir para su gloria. Nuestro deber viene de su diseño. Entonces nuestra obligación principal es mostrar el valor de Dios al estar satisfechos con todo lo que Él es para nosotros. Ésta es la esencia de amar a Dios (Mateo 22:37) y confiar en Él (1 Juan 5:3-4) y estar agradecidos con Él (Salmo 100:2-4). Es la raíz de toda la obediencia verdadera, especialmente amar a otros (Colosenses 1:4-5).

3) Todos hemos fallado en glorificar a Dios como deberíamos

Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)

¿Qué significa que “están destituidos de la gloria de Dios”? Significa que ninguno de nosotros ha confiado y atesorado a Dios de la manera en que deberíamos. No hemos estado satisfechos con su grandeza ni caminado en sus caminos. Hemos buscado nuestra satisfacción en otras cosas y las hemos tratado como más valorables que Dios, lo cual es la esencia de la idolatría (Romanos 1:21-23). Desde que el pecado vino al mundo nos hemos resistido a tener a Dios como nuestro tesoro que totalmente satisface (Efesios 2:3). Ésta es una ofensa espantosa a la grandeza de Dios (Jeremías 2:12-13).

4) Todos estamos sujetos a la condena justa de Dios

“Porque la paga del pecado es muerte…” (Romanos 6:23)

Hemos subestimado la gloria de Dios ¿Cómo? Al preferir otras cosas antes que a Él. Por medio de nuestra ingratitud, desconfianza y desobediencia. Entonces Dios está a punto de expulsarnos de la dicha de su gloria para siempre. “Los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonisenses 1:9).

La palabra “infierno” se utiliza en el Nuevo Testamento doce veces; once veces por el mismo Jesús. No es un mito creado por predicadores sombríos y enojados. Es una advertencia solemne del Hijo de Dios quien murió para liberar a los pecadores de su maldición y lo ignoramos bajo un gran riesgo.

Si la Biblia se terminara aquí en su análisis de la condición humana, estaríamos condenados a un futuro sin esperanza. Sin embargo, no es aquí donde termina…

5) Dios mandó a su único hijo Jesús a brindar vida eterna y dicha

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores…” (1 Timoteo 1:15)

La buena noticia es que Cristo murió por pecadores como nosotros y Él se alzó físicamente de la muerte para validar el poder salvador de su muerte y para abrir las puertas de la vida y dicha eterna (1 Corintios 15:20). Esto significa que Dios puede absolver la culpa de los pecadores y aún ser justo (Romanos 3:25-26). “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). Regresando a casa con Dios es donde se encuentra toda satisfacción profunda y duradera.

6) Los beneficios obtenidos por la muerte de Cristo pertenecen a aquellos quienes se arrepienten y confían en Él

“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19)  “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31)

“Arrepentíos” significa apartarse de todas las falsas promesas del pecado. “Fe” significa estar satisfecho con todo lo que Dios nos prometió que sería para nosotros en Jesús. “Aquél que cree en mi” dice Jesús “nunca tendrá sed” (Juan 6:35). Nosotros no ganamos nuestra salvación, no la ameritamos (Romanos 4:4-5). Es por la gracia a través de la fe (Efesios 2:8-9). Es un regalo (Romanos 3:24). La tendremos si la deseamos sobre todas las cosas (Mateo 13:44). Cuando hacemos eso, la misión de Dios en la creación es cumplida: Él es glorificado en nosotros y nosotros estamos satisfechos en Él para siempre.

¿Tiene sentido para usted?

¿Desea la clase de gozo que proviene de estar satisfecho con todo lo que Dios es para usted en Jesús? Si es así, entonces Dios está trabajando en su vida.

¿Qué debe hacer?

Apártase de las falsas promesas del pecado. Llame a Jesús para que le salve de la culpa y castigo y tormenta. “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13). Empieza a bancar su esperanza en todo lo que Dios es para usted en Jesús; rompe el poder de las promesas del pecado por medio de la fe en la satisfacción superior de las promesas de Dios. Empieza a leer la biblia para encontrar sus grandiosas y preciosas promesas, las cuales le pueden liberar (2 Pedro 1:3-4). Encuentra una iglesia que crea en la Biblia y empieza a alabar y a crecer junto con otras personas que atesoran a Cristo sobre todas las cosas (Filipenses 3:7).

La mejor noticia del mundo es que no hay necesariamente un conflicto entre nuestra felicidad y la santidad de Dios. Estando satisfechos con todo lo que Dios es para nosotros en Jesús, lo magnifica como gran Tesoro.

“Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.” (Salmo 16:11)

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By John Piper. © Desiring God. Website: desiringGod.org.

El Libro de Job: ¿Por qué sufren los justos?

Monday, June 8th, 2009

En el campo de los estudios bíblicos, existen cinco libros que normalmente son incluidos bajo el título de “literatura de sabiduría” o “los libros poéticos del Antiguo Testamento”. Estos son los libros de Proverbios, Salmos, Eclesiastés, Cantares de Salomón, y Job. De estos cinco libros, hay uno que sobresale, manifestando diferencias significativas respecto a los otros cuatro. Ése es el libro de Job. La sabiduría que se encuentra en el libro de Job no es comunicada en forma de proverbio. Más bien, el libro de Job trata las cuestiones de la sabiduría en el contexto de una narrativa que trata la profunda angustia y el dolor insoportable de Job. El escenario de esta narrativa es el tiempo de los patriarcas. Se han levantado preguntas acerca de la intención autorial de este libro, en cuanto a si estaba destinado a ser una narración histórica de un individuo real o si su estructura básica es aquella de un drama con un prólogo, incluyendo una escena de apertura en el cielo, conteniendo un discurso entre Dios y Satanás, y moviéndose de una forma gradual al epílogo, en el que son repuestas las profundas pérdidas sufridas por Job durante sus pruebas.

En cualquier caso, en el corazón del mensaje del libro de Job está la sabiduría respecto a la respuesta a la pregunta de cómo Dios está involucrado en el problema del sufrimiento humano. En cada generación protestas son levantadas diciendo que si Dios es bueno, entonces no debería haber dolor, ni sufrimiento o muerte en este mundo. Junto con estas protestas contra cosas malas que le suceden a gente buena, también han habido intentos de crear un cálculo de dolor, por el cual se asume que el umbral de sufrimiento en un individuo es directamente proporcional al grado de su culpa o del pecado que ha cometido.

Una respuesta rápida a esto es hallada en el capitulo noveno de Juan, donde Jesús responde a la pregunta de los discípulos acerca del origen del sufrimiento del hombre ciego de nacimiento.

En el libro de Job, el personaje es descrito como un hombre justo, de hecho el hombre más justo que se puede encontrar en la tierra, pero a quien Satanás afirma que él es justo únicamente para recibir bendiciones de la mano de Dios. Dios ha puesto un cerco alrededor de él y lo ha bendecido más que al resto de los mortales, y como resultado el Diablo acusa a Job de servir a Dios solo por la generosa retribución que recibe de su Hacedor. El reto viene del malvado, a que Dios quite el cerco de protección y compruebe si Job empezará entonces a maldecir a Dios. A medida que la historia se desarrolla, el sufrimiento de Job va en una rápida progresión de mal a peor. Su sufrimiento es tan intenso que él se encuentra a si mismo sentado en un montón de estiércol, maldiciendo el día que nació, y gritando a los cuatro vientos su dolor incesante. Su sufrimiento es tan grande que incluso su esposa le aconseja que maldiga a Dios, para que se pueda morir y ser aliviado de su agonía. Lo que se desarrolla mas adelante en la historia es el consejo dado a Job por los amigos de Job, Elifaz, Bildad y Zofar. Su testimonio muestra cuán hueca y superficial es su lealtad por Job, y lo presuntuosos que son al asumir que la innombrable miseria de Job se debe a una degeneración radical en carácter de Job. El consejo a Job alcanza un nivel más alto con algunas consideraciones profundas de Eliú. Eliú da varios discursos que tienen muchos elementos de sabiduría bíblica. Pero la sabiduría final que se encuentra en este gran libro no viene de los amigos de Job ni de Eliú, sino de Dios mismo. Cuando Job demanda una respuesta de Dios, Dios le responde con esta reprensión, “¿Quién es este que oscurece los consejos con palabras sin conocimiento? Vístete para la acción como un hombre; Yo te preguntaré, y tú me harás saber” (Job 38:1–3). Lo que sigue a esta reprensión es la interrogación más intensa al que un hombre ha sido llevado por el Creador. A primera vista casi parece que Dios está provocando a Job, tanto que Él dice, “¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra? (v. 4). Dios levanta pregunta tras pegunta de esta manera. ¿Puedes atar las cadenas de las Pléyades? ¿O aflojar el cinturón de Orión? ¿Puedes conducir a los Mazzaroth en su temporada, o puedes guiar la Osa con sus hijos?” (v. 31–32). Obviamente, la respuesta a estas preguntas retóricas que vienen con la rapidez de una ametralladora es siempre, “No, no, no.” Dios machaca en la inferioridad y subordinación de Job con Su interrogatorio. Dios continua con pregunta tras pregunta acerca de la habilidad de hacer cosas que Job no puede hacer pero que Dios claramente puede hacerlas.

En el capítulo 40, Dios finalmente le dice a Job, “¿Debería un criticón luchar contra el Todopoderoso? Él que reprende a Dios, responda a esto” (v. 2). Ahora, la respuesta de Job no es de demanda desafiante de respuestas a su miseria. Más bien dice, “He aquí, yo soy insignificante; ¿qué puedo yo responderte? Mi mano pongo sobre la boca. Una vez he hablado, y no responderé; aun dos veces, y no añadiré más.” (v. 4–5). Y una vez más Dios prosigue la interrogación y va aún más profundo en el fuego rápido de la interrogación que muestra el contraste abrumador entre el poder de Dios, quien es conocido en Job como El Shaddai, y contrastante la impotencia de Job. Finalmente, Job confiesa que esas cosas eran demasiado maravillosas. Él dice, “He sabido de ti sólo de oídas, pero ahora mis ojos te ven. Por eso me retracto, y me arrepiento en polvo y ceniza.” (42:5–6).

Lo que se debe notar en este drama, es que Dios nunca responde directamente a las preguntas de Job. No dice, “Job, la razón por la que has sufrido es esta o aquella”. Más bien, los que Dios hace en el misterio de la iniquidad de un sufrimiento tan profundo, es que Él responde a Job con Sí mismo. Esta es la sabiduría que responde a la pregunta del sufrimiento — no la respuesta de porqué tengo que sufrir de un modo particular, en un momento particular, y en una circunstancia particular, sino dónde descansa mi esperanza en medio del sufrimiento.

La respuesta a esto proviene claramente de la sabiduría del libro de Job, que concuerda con las demás premisas de la literatura de sabiduría: el temor del Señor, la asombro y la reverencia ante Dios, es el principio de la sabiduría. Y cuando estamos perplejos y confundidos por cosas de este mundo que no podemos entender, no buscamos respuestas específicas a preguntas específicas, sino que buscamos conocer a Dios en Su santidad, en Su rectitud, en Su justicia, y en Su misericordia. He aquí la sabiduría que se encuentra en el libro de Job.

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By R.C. Sproul. © Ligonier Ministries. Website: Ligonier.org.

La Oración: El Poder del Hedonismo Cristiano

Friday, May 29th, 2009

Juan 16:24

24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo.

En ocasiones, se pregunta a Hedonistas Cristianos si ¿Estás deseoso de ser condenado para la gloria de Dios? Esto es, ¿estás dispuesto a abandonar todo gozo si al hacerlo Dios fuese más glorificado? El punto de la pregunta es colgar al Hedonista Cristiano en un cuerno u otro de un dilema. Si decimos no, no estamos dispuestos de ser malditos por la gloria de Dios, entonces parece que colocamos nuestra felicidad por encima de la gloria de Dios. Si decimos sí, estamos deseosos de ser condenados por la gloria de Dios, entonces cesaríamos de ser Hedonistas Cristianos, porque hemos dejado de buscar el gozo.

Pero este ataque sobre el Hedonismo Cristiano falla porque la pregunta que se postula asume dos cosas que no son ciertas: una sobre el infierno y la otra sobre Dios. Cuando el crítico pregunta, “¿Estás dispuesto a ir al infierno para la gloria de Dios?”, no percibe que si contestamos sí a su pregunta, significa que nuestro más profundo anhelo es ver a Dios glorificado a través de la vida y la muerte. Entonces, si tuviéramos que ir al infierno para que Dios fuese glorificado, el infierno sería el camino para satisfacer nuestro más profundo anhelo. Pero entonces, el infierno no sería más infierno. Bíblicamente, el infierno es una total, irreversible y completa miseria donde no hay satisfacción alguna. Por tanto, la pregunta del crítico está construida sobre una suposición no-bíblica sobre el infierno.

Por igual, se basa también en una suposición no-bíblica sobre Dios. La pregunta asume que Dios condenaría una persona que está dispuesta a ser condenada por causa de la gloria de Dios. Pero esta suposición es enteramente no bíblica. El compromiso recto de Dios de mantener el valor de su gloria significa que él así mismo mantendrá aquellos que la valoran por sobre todas las cosas. El Dios de la Biblia no puede condenar una persona que ama su gloria lo suficiente como para ser condenado. Y así, la pregunta “¿Estás deseoso de ser condenado por la gloria de Dios?” es una ofensa contra la rectitud de Dios. Nos obliga a considerar una posibilidad donde Dios sería injusto si la realizara. No debiera ni siquiera formularse tal pregunta porque la visión que presupone del infierno y de Dios es contraria a la revelación bíblica.

Además de eso, el Hedonismo Cristiano no es realmente el enemigo que el crítico persigue. Persigue personas que ponen su interés antes que el interés de Dios, y que colocan su felicidad por encima de la gloria de Dios. Pero el Hedonismo Cristiano enfáticamente no hace esto. Con seguridad, los Hedonistas Cristianos perseguimos nuestro interés y felicidad con todas nuestras fuerzas. Pero hemos aprendido de la Biblia que el interés de Dios es magnificar su gloria al derramar su misericordia en nosotros. Por tanto, la búsqueda real de nuestro interés y verdadera felicidad no está nunca por encima del de Dios sino siempre en Dios.

La más preciosa verdad de la Biblia es que el mayor interés de Dios es glorificar el caudal de su gracia haciendo los pecadores felices en él. Cuando nos humillamos como niños pequeños y dejamos todo aire de autosuficiencia, y corremos alegremente hacia el gozo del abrazo de nuestro Padre, la gloria de su gracia es magnificada y el anhelo de nuestra alma es satisfecho. En la sabiduría y por la gracia de Dios nuestro interés y su gloria son uno. Los Hedonistas Cristianos nos son idólatras cuando persiguen ambas cosas unidas.

Una de las más claras demostraciones de que la búsqueda de nuestro gozo y la búsqueda de la gloria de Dios están supuestas a ser una misma, es la enseñanza de Jesús en oración en el evangelio de Juan. Las dos frases claves son Juan 14:13 y 16:24. Una muestra que la oración es la búsqueda de la gloria de Dios. La otra muestra que la oración es la búsqueda de nuestro gozo. En Juan 14:13 Jesús dice “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” En Juan 16:24 dice, “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo.” El propósito final del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de Él por siempre. Y el hecho principal del hombre por el cual se preserva la unidad de estas dos metas es la oración. Así pues, los Hedonistas Cristianos que procuran en la gloria de Dios que su propio gozo sea completo, serán sobre todo personas de oración. Así como un venado sediento se agacha a beber del arroyo, la postura característica del Hedonista Cristiano es sobre sus rodillas.

Si somos iguales, el cambio de paso durante el verano pasado y la repentina explosión de actividad este otoño han probablemente lastimado bastante la disciplina de su vida de oración. Quizás todo lo que necesitan es que alguien les recuerde su importancia y estarán de vuelta en el feliz camino de levantarse temprano o de la meditación a mediodía o la oración tarde en la noche. Necesitamos puntos a través del año en que tomamos nuestras cargas y reajustamos nuestra ruta. Espero que el día de hoy sea uno de esos puntos en su vida de oración.

Veamos más de cerca la oración como la búsqueda de la gloria de Dios y la oración como búsqueda de nuestro gozo, en ese orden. En Juan 14:13 Jesús dice, “Todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Supón que estás totalmente paralizado y no puedes hacer nada por ti mismo excepto hablar. Y supón que un amigo fuerte y confiable prometió vivir contigo y hacer todo aquello que necesites. ¿Cómo glorificarías a tu amigo si un extraño viniere a verte? Podrías decir, “Amigo, por favor levántame y pon una almohada detrás de mí para que pueda ver a mi huésped. ¿Y podrías ponerme los lentes también por favor?” Tu visitante entendería al oírte que estás desvalido y que tu amigo es fuerte y amable. Glorificas a tu amigo al necesitarle y pedirle ayuda y contar con él.

En Juan 15:5 Jesús dice, “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.” Así que realmente estamos paralizados. Sin Cristo no somos capaces de hacer nada bueno (Romanos 7:18). Pero Dios desea que llevemos fruto – que amemos personas hacia el reino. Así que promete hacer por nosotros (como un amigo fuerte y confiable) lo que no podemos hacer por nosotros mismos. ¿Y cómo lo glorificamos? Jesús nos responde en Juan 15:7, “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.” Oramos. Pedimos a Dios que haga por nosotros a través de Cristo lo que no podemos hacer por nosotros mismos – dar y llevar fruto. Entonces el verso 8 muestra el resultado que buscamos: “En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto…” Entonces, ¿cómo es glorificado Dios mediante la oración? La oración es admitir abiertamente que sin Cristo nada podemos hacer. La oración es apartarnos de nosotros mismos a Dios, en la confianza de que Él proveerá la ayuda que necesitamos. La oración nos humilla cual necesitados y exalta a Dios como acaudalado.

Otro texto en Juan que muestra cómo la oración glorifica a Dios es Juan 4:9-10. Jesús le había pedido a una mujer un vaso de agua:
“La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.) Respondió Jesús y le dijo: Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva.”

Si fueras un marinero severamente afectado por el escorbuto y un muy generoso hombre viniera a bordo de tu barco con sus bolsillos rebosantes de vitamina C y te pidiera una rodaja de naranja, quizá se la dieras. Pero si tú supieras que él es generoso y que lleva consigo todo lo que necesitas para ser curado, cambiarías los papeles y le pedirías ayuda.

Jesús le dice a la mujer, “Si tú conocieras el don de Dios, y quién soy yo, orarías a mí.” Hay correlación directa entre no conocer bien a Jesús y no pedir mucho de él. Falla en nuestra vida de oración es generalmente falla en conocer a Jesús. “Si supieras quién habla contigo, ¡me pedirías!” Un cristiano que no ora es como un conductor de autobús tratando de empujar su vehículo fuera de una grieta por sí solo, porque no sabe que Clark Kent (Superman) está en el autobús. “Si supieras, pedirías.” Un cristiano que no ora es como tener las paredes de tu cuarto cubiertas con certificados de regalo en una tienda lujosa pero siempre comprar en la subasta de trapos porque no sabes leer. “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te habla, pedirías – ¡TÚ PEDIRÏAS!”

Y la implicación es que aquellos que piden – cristianos que invierten su tiempo en oración - lo hacen porque ven que Dios es un grandioso dador y que Cristo es sabio y misericordioso y poderoso por sobre toda medida. Sus oraciones glorifican a Cristo y honran su Padre. El principal fin del hombre es glorificar a Dios. Así pues, cuando nos convertimos en lo que Dios creó para ser, nos convertimos en personas de oración.

Pero el principal fin del hombre es también disfrutar de Dios por siempre. Y esto nos lleva de vuelta a Juan 16:24, “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo.” ¿No es esta una invitación al Hedonismo Cristiano? ¡Procuren la plenitud de su gozo! ¡Oren! De esta palabra sagrada y de la experiencia inferimos una regla simple: entre cristianos profesantes, la falta de oración siempre producirá falta de gozo. ¿Por qué? ¿Por qué una profunda vida de oración lleva a plenitud del gozo pero una vida superficial de oración produce descontento? Jesús da al menos 2 razones.

Una se halla en Juan 16:20-22. Jesús advierte a sus discípulos que sufrirán en su muerte, pero se regocijarán nuevamente en su resurrección: “En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se alegrará; estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. Cuando la mujer está para dar a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño haya nacido en el mundo. Por tanto, ahora vosotros tenéis también aflicción; pero yo os veré otra vez, y vuestro corazón se alegrará, y nadie os quitará vuestro gozo.” ¿Cuál es la fuente del gozo en los discípulos? Respuesta: la presencia de Jesús: “Yo os veré otra vez, y vuestro corazón se alegrará…” Ningún cristiano tendrá plenitud de gozo sin una comunión vital con Jesucristo. El conocer sobre él no será suficiente y trabajar para él tampoco. Debemos tener una comunión personal, vital con él; de otra manera, el cristianismo se volverá una carga sin gozo. En su primera carta, Juan escribió, “…y en verdad nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas para que nuestro gozo sea completo.” (1 Juan 1:3b-4). La comunión con Jesús compartida con otros es esencial para la plenitud del gozo.

La primera razón del por qué la oración lleva a plenitud de gozo es que la oración es el nervio central de nuestra comunión con Jesús. Él no está aquí físicamente para que le veamos. Pero en oración hablamos con Él como si estuviera aquí. Y en la quietud de esos momentos sacros escuchamos sus pensamientos y vertimos en Él nuestros anhelos. Quizá Juan 15:7 es el mejor resumen de esta comunión bipartita: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.” Cuando las palabras de Jesús permanecen en nuestra mente oímos aún los pensamientos del Cristo vivo, pues Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Y del profundo escuchar del corazón viene el lenguaje de oración como incienso dulce frente al trono de Dios. Una vida de oración lleva a plenitud de gozo porque la oración es el nervio central de nuestra vital comunión con Jesús.

La otra razón porque la oración produce plenitud de gozo es que la oración provee el poder para hacer lo que amamos hacer, pero que no hacemos sin la ayuda de Dios. El texto dice, “Pedid y recibirán, para que su gozo sea completo.” La comunión con Jesús es esencial para el gozo pero hay algo implícito que nos impele a compartirlo con otros. Un cristiano no puede ser feliz y mezquino, porque es más bendito dar que recibir. Así, la segunda razón por la que una vida de oración lleva a plenitud de gozo es que nos da el poder de amar. Si la bomba del amor se seca, es porque la tubería de la oración no es lo suficientemente profunda.

En resumen: la Biblia enseña claramente que la meta de todo lo que hacemos debe ser glorificar a Dios. Pero así mismo enseña que en todo lo que hacemos hemos de buscar la plenitud de nuestro gozo. Algunos teólogos han tratado de forzar la separación de estas 2 búsquedas haciendo preguntas como, “¿Estás dispuesto a ser condenado por la gloria de Dios?” Pero la Biblia no nos obliga a elegir entre la gloria de Dios y nuestro gozo. De hecho, nos prohíbe elegir. Y lo que hemos visto del evangelio de Juan es que la oración, quizá más claramente que cualquier otra cosa, personifica la unidad de estas 2 búsquedas.

La oración busca el gozo en la comunión con Jesús y en el poder de compartir su vida con otros. Y la oración procura la gloria de Dios al tratarlo como la reserva de toda esperanza. En la oración admitimos nuestra pobreza y la prosperidad de Dios, nuestra bancarrota y su botín, nuestra miseria y su misericordia. Así pues, la oración exalta grandemente y glorifica a Dios, precisamente al procurar todo lo que deseamos en Él y no en nosotros mismos. “Pedid y recibiréis, que el Padre sea glorificado en el Hijo para que vuestro gozo sea completo.”

Cierro con una seria exhortación. A menos que esté muy equivocado, una de las principales razones por la que muchos de los hijos de Dios no tienen una vida de oración significativa, no es tanto porque no lo deseemos, sino porque no lo planificamos. Si queremos tomar unas vacaciones de 4 semanas, no te despiertas una mañana de verano y dices, “¡Hey! ¡Vámonos hoy!”. No tienes nada listo, no sabrías dónde ir, nada ha sido planificado. Pero así es como muchos tratamos la oración. Nos levantamos un día y nos damos cuenta que ciertos tiempos de oración significativos deben ser parte de nuestras vidas, pero nada está listo nunca. No sabemos dónde ir. Nada ha sido planeado. No hay tiempo. No hay lugar. No hay procedimiento. Y sabes tan bien como yo que lo opuesto de planificar no es una ola de experiencias profundas y espontáneas de oración. Lo opuesto de planificar es la grieta. Si no planificas vacaciones, probablemente te quedes en casa y veas TV. El flujo natural, no planificado de vida espiritual se hunde hasta el más bajo nivel de vitalidad. Hay una carrera que correr y una batalla que librar, si quieres una renovación de tu vida de oración, debes planificar tenerla.

Mi sencilla exhortación es la siguiente: te urjo a que tomes 10 minutos esta tarde para pensar tus prioridades y cómo entra la oración en ellas. Haz nuevas resoluciones. Prueba alguna nueva ventura con Dios. Fija un tiempo. Fija un lugar. Escoge una porción de las escrituras como guía. Todos necesitamos correcciones a medio camino. Haz hoy un gran día de volver a la oración – para la gloria de Dios y la plenitud de tu gozo.

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Reflexión Sobre el Pedido de Jesús de Arrepentirnos

Sunday, April 19th, 2009

Cartas desde Cambridge #2

Como parte de mi sabático en Cambridge, Inglaterra, estoy trabajando en un libro con el título tentativo de Lo que Jesús pide al Mundo. El pedido de arrepentirnos es lo más esencial del mensaje de Jesús. Es igualmente esencial, y casi sinónimo del mandato “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7). Algo que me ocupa en este momento es demostrar que el arrepentimiento en el mensaje de Jesús no se trata de un cambio en el comportamiento, sino de un cambio interno que da lugar a un nuevo comportamiento centrado en Dios y exaltador de Cristo. A continuación algunas ideas que ayudarán a aclarar el significado del arrepentimiento.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17)

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. (Lucas 5:32)

Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. (Mateo 12:41)

Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. (Lucas 13:3, 5)

El primer pedido del ministerio público de Jesús fue, “Arrepentíos.” El dio este mandato indiscriminadamente a todos quienes le escucharan. Es un llamado a un cambio interior radical hacia Dios y el hombre. Dos cosas nos muestran que el arrepentimiento es un cambio interno de la mente y del corazón, más que el simple dolor por el pecado o el simple perfeccionamiento del comportamiento. Antes que nada, el significado de la palabra griega (metanoeo), en español “arrepentíos”, apunta en esta dirección. Está formada de dos partes: meta y noeo. La segunda parte (noeo) se refiere a la mente y sus pensamientos, percepciones, disposiciones y propósitos. La primera parte (meta) es un prefijo que generalmente significa movimiento o cambio. Así, el significado básico del arrepentimiento es el experimentar un cambio de las percepciones, disposiciones y propósitos de la mente.

Otro factor que apunta a este significado de arrepentimiento es la forma en que Lucas 3:8 describe la relación entre el arrepentimiento y el nuevo comportamiento. Dice así, “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.” Y luego da algunos ejemplos de los frutos: “Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.” (Lucas 3:11). Esto significa que el arrepentimiento es lo que sucede dentro de nosotros que da fruto a un nuevo comportamiento. El arrepentimiento no son los nuevos actos, sino el cambio interno que da como fruto actos nuevos. Jesús pide que vivamos este cambio interno.

Porqué? Su respuesta es que somos pecadores. “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5:32). Cómo veía Jesús el pecado? En la parábola del hijo pródigo, Jesús describe el pecado del hijo así: “y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente… [y] consumiendo [sus bienes] con prostitutas” (Lucas 15:13, 30). Pero cuando el hijo pródigo se arrepiente dice, “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. No soy digno de ser llamado tu hijo.” Es decir que desperdiciar tu vida viviéndola perdidamente y con prostitutas no solo lastima a los humanos; también es una ofensa contra el cielo—es decir, contra Dios. Esta es la naturaleza esencial del pecado. Es una agresión a Dios.

Vemos esto de nuevo en la forma en que Jesús enseñó a sus discípulos a orar. Les dijo que recen así: “Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Lucas 11:4). En otras palabras, los pecados que Dios perdona se comparan con los que otras personas cometen contra nosotros, y éstos se llaman deudas. Así, Jesús veía el pecado como algo que deshonra a Dios y nos pone en deuda para restaurar el honor divino que hemos difamado con nuestro comportamiento o actitudes, desvalorando a Dios. Esta deuda es pagada por el mismo Jesús. “El hijo del hombre vino. . . para dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10:45). Pero para que podamos disfrutar de este regalo debemos arrepentirnos.

Arrepentirse significa experimentar un cambio de mente que nos haga ver a Dios como verdadero y hermoso, y digno de toda nuestra alabanza y obediencia. Este cambio de mente abarca igualmente a Jesús. Sabemos esto porque Jesús dijo, “Si Dios fuese vuestro Padre, me amaríais, porque yo vengo de Dios.” Ver a Dios con una nueva mentalidad incluye ver a Jesús con una nueva mentalidad.

Nadie está excluido del pedido que Jesús hace de arrepentirse. El lo dijo bien claro cuando un grupo de gente vino a él con la noticia de dos calamidades. Gente inocente había muerto en la masacre de Pilatos y en la caída de la torre de Siloé (Lucas 13:1-4). Jesús aprovechó la ocasión para advertir a quienes traían la noticia: “Antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:5). En otras palabras, no pienses que las calamidades significan que algunas personas son pecadoras y necesitan arrepentirse y otras no. Todos necesitan arrepentimiento. Al igual que todos necesitan nacer de nuevo porque “Lo que es nacido de la carne, carne es.” (Juan 3:6), así, todos deben arrepentirse porque todos son pecadores.

Cuando Jesús dijo, “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:32), no quiso decir que algunas personas son tan buenas que no necesitan arrepentirse. Quiso decir que algunas personas piensan que lo son (Lucas 18:9), y otros ya se han arrepentido y han aclarado las cosas con Dios. Por ejemplo, el deseo del joven rico “por justificarse” (Lucas 10:29) mientras “el cobrador de impuestos. . . se golpea el pecho, diciendo, ‘Dios, ten piedad de mi, soy pecador!’ [y] se fue a su casa justificado [por Dios!]” (Lucas 18:13-14).

Así, nadie está excluido. Todos necesitamos arrepentirnos. Y la necesidad es urgente. Jesús dijo, “Antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” Qué quiso decir con pereceréis? Quiso decir que el juicio final de Dios caerá sobre aquellos que no se arrepientan. “Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar” (Mateo 12:41). Jesús, el Hijo de Dios, está advirtiendo a la gente sobre el juicio que vendrá, y ofrece liberarnos de él si nos arrepentimos. De lo contrario, Jesús tiene tres palabras para nosotros, “Ay de ti!” (Mateo 11:21).

Es por esto que su pedido de arrepentimiento es parte del mensaje central que dice que el Reino de Dios está cerca. “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15). El Evangelio—la buena nueva—es que la ley de Dios ha llegado en Jesús para salvar a los pecadores antes de su segunda venida en el día del juicio. De manera que el pedido de arrepentirnos se basa en la oferta de la gracia para perdonar, y en la advertencia de que un día aquellos que rechazan la oferta perecerán en el juicio de Dios.

Después de resucitar de entre los muertos, Jesús se aseguró de que sus apóstoles continuaran con su llamado al arrepentimiento en todo el mundo. El dijo, “Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día, y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:46-47). De manera que el pedido de Jesús de arrepentirnos llega a todas las naciones. Llega a nosotros, quienquiera que seamos, y donde quiera que estemos, y nos reclama. Este es el pedido de Jesús para todas las almas: arrepentíos. Tengan un cambio interno profundo. Remplacen todas las percepciones, disposiciones y propósitos que deshonran a Dios, que subestiman a Cristo, por unas que atesoren a Dios y exalten a Cristo.

Por Cristo y su renio,

Pastor John

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La Noche Oscura del Alma

Friday, April 3rd, 2009

La noche oscura del alma. Este fenómeno describe una enfermedad que los más grandes de los cristianos han sufrido de vez en cuando. La enfermedad que provocó que David empapara de lágrimas su cama y que le ganó a Jeremías el apodo de “El Profeta Llorón.” Fue la enfermedad que afligió tanto a Martín Lutero que su melancolía amenazaba con destruirle. Éste no es un ataque ordinario de depresión, pero es una depresión que está ligada a una crisis de fe, una crisis que viene cuando se siente la ausencia de Dios o se da lugar a una sensación de ser abandonado por Él.

La depresión espiritual es real y puede ser grave. Nos preguntamos cómo una persona de fe puede experimentar tales bajones espirituales, pero lo que sea que los provoca no lo aparta de su realidad. Nuestra fe no es una acción constante. Se mueve. Vacila. Nos movemos de fe en fe y entretanto podríamos tener periodos de duda cuando gritamos: “Señor creo; ayúdame en mi incredulidad.”

Podemos pensar también que la noche oscura del alma es algo completamente incompatible con el fruto del Espíritu, no solo el de la fe, sino también el del gozo. Una vez que el Espíritu Santo ha inundado nuestros corazones con un gozo indescriptible, ¿cómo puede haber lugar en el para tal oscuridad? Es importante que distingamos entre el fruto espiritual del gozo y el concepto cultural de la felicidad. Un cristiano puede tener gozo en su corazón mientras tiene depresión espiritual en su cabeza. La alegría que tenemos nos sostiene durante esas noches oscuras y no se ahoga por una depresión espiritual. El gozo del cristiano es uno que sobrevive a todos los bajones de la vida.

En su segunda carta a los Corintios, Pablo encomienda a sus lectores la importancia de predicar y comunicar el Evangelio a la gente. Pero a través de eso, él le recuerda a la iglesia que el tesoro que hemos recibido de Dios es un tesoro que no está contenido en vasos de oro y plata pero en lo que el apóstol llama “vasos de barro.” Por esta razón él dice: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros. Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos; llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.” (2 Cor. 4:7-10)

Este pasaje indica los límites de la depresión que nosotros experimentamos. La depresión puede ser profunda, pero no es permanente, ni es fatal. Toma en cuenta que el apóstol Pablo describe nuestra condición de varias maneras. Dice que estamos “afligidos, perplejos, perseguidos, y derribados.” Estas son imágenes poderosas que describen el conflicto que los cristianos deben resistir, pero en cada lugar que él describe este fenómeno, él describe al mismo tiempo sus límites. Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos.

Así que tenemos esta presión que resistir, pero la presión, aunque es severa, no nos agobia. Podremos estar confundidos y perplejos, pero el punto bajo al que nos lleva la perplejidad no ocasiona una desesperación total y completa. Aún en la persecución, y lo seria que ésta pueda ser, todavía no estamos abandonados, y podremos sentirnos abrumados y derribados como mencionó Jeremías, y todavía tener lugar para el gozo. Pensemos en el profeta Habacuc, quien en su miseria permaneció confiado en que a pesar de las dificultades por las que tuvo que pasar, Dios le daría “pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar.”

En otro lugar, el apóstol Pablo al escribir a los Filipenses les amonestó de que “por nada estéis afanosos,” diciéndoles que la cura para la ansiedad se encuentra en sus rodillas, que es la paz de Dios que calma nuestro espíritu y disipa la ansiedad. De nuevo, podemos estar ansiosos y nerviosos y preocupados sin estar últimamente sometidos a la desesperación total.

Esta coexistencia entre la fe y depresión espiritual va paralela a otras declaraciones bíblicas de condiciones emotivas. Se nos dice que es perfectamente legítimo para los creyentes que sufran quebranto. Nuestro Señor era un varón de dolores y experimentado en quebranto. Aunque el quebranto pueda llegar a hasta las raíces de nuestras almas, no puede resultar en amargura. La pena es una emoción legítima, y en ocasiones hasta una virtud, pero no debe haber lugar en el alma para la amargura. De igual manera, vemos que es bueno ir a la casa del luto, pero aún en el luto, este sentimiento bajo no debe dar lugar a odio. La presencia de la fe no garantiza de la ausencia de depresión espiritual; pero de todas maneras, la noche oscura del espíritu siempre da lugar al resplandor del mediodía de la presencia de Dios.

Más recursos: GospelTranslations.org.
By R.C. Sproul. © Ligonier. Website: Ligonier.org.

Amarse el Uno al Otro

Friday, March 27th, 2009

Del libro La Iglesia Deliberante, capitulo 11

Introducción

Jesús dijo a los doce que el mundo conocería que son Sus discípulos por su amor el uno por el otro (Juan 13:34-35). Lo mismo es para la iglesia. Abnegación, humildad y amor cristiano debe ser la firma de aquellos quienes dicen ser miembros de la iglesia local. Mostrando de manera particular el amor cristiano el uno hacia el otro, entonces, es una herramienta evangelística apremiante para la extensión del evangelio y el crecimiento de la iglesia. Lo que esto quiere decir para el pastor y líder de la iglesia, sin embargo, es que necesitamos cultivar deliberadamente una cultura de amor cristiano y preocupación con el fin de que la iglesia local sea conocida como genuina y distintivamente una comunidad cristiana en el vecindario de alrededor.

La cultivación de esta clase de comunidad de amor cristiano es lo que hemos estado desarrollando en los capítulos 1-10. La meta de la reunión de la iglesia y el orden de nuestras reuniones semanales es cultivar una cultura que tenga efectos evangelísticos con nuestros amigos inconversos. En este capítulo tomaremos una mirada en algunos de los contornos de esa cultura.

Una Cultura Viva y Activa

¡Siempre pensé que era un poco raro que los fabricantes del yogurt trataran de vender su producto señalando tener “una cultura viva y activa”! nunca me detendría de comerlo. Pero cada vez que leo esa frase antes de disfrutar una experiencia refrescante de yogurt, ¡me pregunto si las pequeñas personas saldrían de mi boca!

Espero que esta pequeña reflexión no haya arruinado su siguiente experiencia con el yogurt. A pesar de todo, la iglesia debe estar llena de culturas vivas y activas –relaciones de mutuo aliento y que ayudan a crecer espiritualmente a las personas. Las iglesias deben ser llenas de amistades espiritualmente dinámicas en las cuales los cristianos más antiguos estén ayudando a enseñar y guiar a los cristianos jóvenes la Palabra, donde semejantes se reúnen regularmente para dar cuentas y orar juntos y donde los cristianos juntos se alimenten leyendo libros cristianos y charlando acerca de cómo pueden usarlos para crecer espiritualmente. Esta cultura viva y activa de amor tiene al menos cinco diferentes aspectos. Usted podría pensar en más.

Pacto. El primer aspecto de cualquier comunidad de iglesia local es que es de pacto. Esto es, es una comunidad de creyentes que se han hecho parte del Nuevo Pacto en la sangre de Cristo y como resultado, han pactado juntos ayudarse el uno al otro a correr la carrera cristiana con integridad, santidad, y gracia. Es una comunidad de mutuo compromiso de hacerse el bien espiritualmente –llevar las cargas del otro, compartiendo alegrías, dando apoyo al ministerio, ejerciendo una vigilancia afectuosa el uno para el otro y en ocasiones reprendiendo al impenitente o someterlo nosotros mismos a corrección si lo requiere la ocasión. Al firmar un pacto de la iglesia (vea el capítulo 4), nos estamos comprometiendo sostenernos el uno al otro en amor cristiano y rendición de cuentas y a someternos tanto a la exhortación como a la corrección de nuestros compañeros creyentes.

GABINETE DE ESTRATEGIA
  1. Lea Efesios 4:15-16. ¿Cómo crece el cuerpo? ¿Por qué son importantes las relaciones para este crecimiento?
  2. Lea Hebreos 10:24-25. ¿Por qué nos reunimos? ¿Por qué son importantes las relaciones para este propósito?
  3. ¿Cómo puede ser de utilidad el pacto de la iglesia para fortalecerse espiritualmente?

Cuidadoso. La cultura de la iglesia de amor mutuo debe también ser marcado por un cuidado –deliberadamente- que muestre nuestra preocupación por obedecer la Palabra de Dios en cada aspecto de nuestra vida corporativa. Queremos mostrar intencionalmente a cada paso –no solo que tenemos buenas intenciones, sino que todo lo que hacemos esta planeado deliberadamente para servir a la centralidad funcional del evangelio.

Corporativa. Cultivando una cultura de amor mutuo, animamos a las personas a poner una prioridad alta en la vida corporativa de la congregación, no solo en su propio andar individual con el Señor. La naturaleza de la vida cristiana es corporativa, porque el cuerpo de Cristo es una entidad corporativa. Mientras que nuestro andar individual es crucial, estamos empobrecidos en nuestra búsqueda personal de Dios si no aprovechamos la ayuda que esta disponible a través de las relaciones mutuas edificantes en nuestro pacto de la familia de la iglesia (Efes. 4:15-16; Heb. 10:24-25).

Podemos animar a los miembros a dar prioridad a la vida corporativa de la iglesia enseñándoles acerca del lugar bíblico de la iglesia en la vida del creyente, orando por ellos, animándolos a que asistan a los servicios mas que solo una vez por semana, esperando su asistencia a las reuniones de los miembros, animándoles a que den a conocer sus deseos de servir como diáconos de los diferentes ministerios de la iglesia, animándoles a orar a través del directorio de membresía una página a la vez, desafiándoles a servir en el are en la cual quizás no necesariamente sientan idealmente equipados. Cultivando la prioridad de la congregación local en las vidas de miembros individuales ayudará a limitar el individualismo egoísta y a crear una atmósfera de humilde servicio.

Pero una vez más, deben ser enseñados desde la Biblia que la vida corporativa de la congregación debe ser central en la vida del creyente individual (Juan 13:34-35, Efes. 3:10-11; 4:11-16; Heb. 10:24-25; 1 Juan 4:20-21). No podemos vivir la vida cristiana solos. Somos salvos individualmente de nuestros pecados, pero no somos salvos hacia un vacío. Somos salvos hacia una comunidad mutuamente edificante de creyentes quienes se fortalecen el uno al otro en amor y buenas acciones.

Transcultural. La iglesia local es para todos. Es por esto que es difícil defender la práctica de fijar como objetivo de la iglesia un área demográfica en particular basada en cualquier factor aparte que el del lenguaje. Las iglesias con objetivo fijo pueden tener un efecto no intencionadote obscurecer el transcultural y unificador poder del evangelio. Cuando el evangelio nos capacita a vivir en amor, aun cuando bien no tenemos nada en común salvo Cristo, es un testimonio a su poder de transformación de un grupo de personas pecaminosas y egoístas a una comunidad unida de amor por una relación en común con Jesucristo.

Transgeneracional. La iglesia local es una familia. Es un lugar donde niños y adultos de todas las edades pueden y deben relacionarse uno al otro para el mutuo estímulo y edificación. Los hombres cristianos más grandes de edad a menudo tienen muchos que enseñar a los hombres jóvenes acerca de la vida y el liderazgo, y hay innumerables maneras que un hombre joven puede servir y ayudar a las personas mayores. Las mujeres cristianas mayores a menudo tiene mucho que enseñar a las mujeres jóvenes acercad el servir en el hogar y en la iglesia, y una mujer joven puede a menudo servir a la mujer grande en innumerables maneras, ya sea en forma social, espiritual o física. Los jóvenes solteros pueden servir en la guardería o enseñar a los niños en la escuela dominical, desarrollando habilidades de padres para si mismos y animando a niños jóvenes en la fe.

Hemos experimentado el poder de la comunión transgeneracional como un testimonio evangelístico. Los visitantes se maravillan de porque muchos jóvenes están en los funerales de los miembros de mayor edad, y como las viudas tiene muchas jóvenes visitando sus casas para prestarles una mano. El punto es que, en el contexto del una sociedad comercializad, la iglesia puede destacar como un modelo único en la comunidad siendo una red de relaciones transgeneracionales cálidas basadas en el evangelio.

Edificando un Testimonio Corporativo

El objetivo final de edificar esta clase de comunidad –una edificada en el amor distintivamente cristiano que fluye del evangelio distintivamente cristiano- es con el fin de manifestar la gloria de Dios a todos nuestros vecinos alrededor, nuestras ciudades, y hasta el fin el mundo. Regresamos a Juan 13:34-35. “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” ¡Nuestro amor semejante a Cristo el uno por el otro es prometido por Dios como la herramienta mas poderosa de la iglesia para la evangelización!

Esta es la razón de porque depender de un programa de eficacia evangelística es como contratar mano de obra externa para la responsabilidad principal de la iglesia. Los programas evangelísticos no son necesariamente o categóricamente malos. Algunos son muy buenos. Pero temo que algunas veces dependemos de ellos tanto que olvidamos que la iglesia misma es el programa evangelístico de Dios. Las relaciones de mutuo amor en la iglesia están diseñadas por Dios para ser atractivas a la cultura incrédula. El amor de pacto, cuidado, corporativo, transcultural, y transgeneracional que caracteriza a la iglesia y glorifica a Dios al mismo tiempo tiene el propósito de evangelizar al mundo.

Conclusión

Interiorizando y aplicando estas verdades bíblicas hará la diferencia en como edificamos el cuerpo de la iglesia local. En vez de erróneamente afirmar la prioridad del individuo sobre el total corporativo, enseñamos a las personas que el crecimiento en amor el uno por el otro y la preocupación por el bien corporativo de la iglesia es esencial para el crecimiento y el bienestar del cuerpo. En vez de depender en programas, discipulamos personas. En vez de depender en personal de paga para que hagan todo el ministerio, enseñamos a las personas tanto en palabra como en hechos a iniciar conversaciones personales y relaciones con otros miembros de la iglesia con el fin de hacerles un bien espiritualmente. En vez de buscar el siguiente ministerio modelado por manos de hombres para hacer de nuestra iglesia un éxito, confiaremos en el poder transformador del evangelio para cambiar nuestros corazones y edificar una comunidad de cristianos caracterizados por amor abnegado y preocupación genuina por los demás. Ser deliberados hace la diferencia.

Más recursos: GospelTranslations.org.
By Mark Dever and Paul Alexander. © 9Marks. Website: 9marks.org.

Por qué memorizar las escrituras?

Friday, March 20th, 2009

En primer lugar, algunos testimonios: Me enteré por terceros de que el Dr. Howard Hendricks del Seminario de Dallas, en una ocasión afirmó (y yo lo parafraseo) que si fuera por él, a todos los alumnos del Seminario Teológíco de Dallas se les debería exigir aprender mil versículos a la perfección antes de graduarse.

Dallas Willard, profesor de filosofía en la Universidad del Sur de California, escribió: “Memorizar la Biblia es absolutamente fundamental para la formación espiritual. Si tuviera que escoger entre todas las disciplinas de la vida espiritual, escogería la memorización de la Biblia, porque es un medio fundamental para llenar nuestra mente con lo que ella necesita. Este libro de la ley no se apartará de tu boca. ¡Es allí donde lo necesitas! ¿Cómo llega a tu boca? A través de la memorización”. (“Spiritual Formation in Christ for the Whole Life and Whole Person” en Vocatio, Vol. 12, Nº 2, Primavera de 2001, p. 7).

Chuck Swindoll escribió: “En práctica, no conozco ninguna otra actividad más gratificante en la vida cristiana que la de memorizar las Escrituras. . . . ¡Ningún otro ejercicio paga mayores dividendos espirituales! Se fortalecerá tu vida de oración. Tu testimonio será más preciso y mucho más efectivo. Tus actitudes y perspectivas comenzarán a cambiar. Tu mente llegará a ser más alerta y atenta. Aumentará tu confianza y seguridad. Tu fe se consolidará” (Growing Strong in the Seasons of Life [Grand Rapids: Zondervan, 1994], p. 61).

Una de las razones por las que Martín Lutero llegó a su gran descubrimiento de la justificación sólo por la fe en la Biblia fue que desde temprana edad en el monasterio Agustino recíbió la influencia de Johann Staupitz, de quien aprendió a amar las escrituras. Lutero se devoró la Biblia en una época cuando otras personas estaban obteniendo doctorados en teología incluso sin haberla leído. Lutero dijo que su colega y profesor, Andreas Karlstadt, ni siquiera poseía una Biblia cuando obtuvo su doctorado en teología, y el mismo tampoco la poseía hasta muchos años después (Bucher, Richard. “Martin Luther’s Love for the Bible”). Lutero conocía tanto la Biblia de memoria que cuando el Señor le abrió sus ojos para ver la verdad de la justificación en Romanos 1:17, dijo: “inmediatamente después, recorrí las Escrituras de memoria,” a fin de confirmar lo que había hallado.

Así que, aquí tienen algunas razones de por qué tantas personas han visto a la memorización de la escritura como una parte tan esencial de la vida cristiana.

1. Conformidad con Cristo
Pablo escribió “Así, todos nosotros,… somos transformados a su semejanza con más y más gloria” 2 Corintios 3:18) Si queremos ser transformados a la semejanza de Cristo, debemos fijar nuestra mirada en él. Esto pasa en la palabra. “… el SEÑOR siguió manifestándose en Siló; allí se revelaba a Samuel y le comunicaba su palabra. (1 Samuel 3:21). Memorizar la Biblia hace que fijemos nuestra mirada en Jesús de manera más firme y clara.

2. Triunfo diario sobre el pecado
“¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra. . . . En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti” (Salmos 119:9, 11). Pablo dijo que debemos “según el Espíritu, . . . dar muerte a los [malos] hábitos del cuerpo…” (Romanos 8:13). La única parte de la armadura que se usa para matar es la “espada del Espíritu”, que es la palabra de Dios. (Efesios 6:17). Cuando el pecado tienta al cuerpo para pecar, traemos a la memoria una palabra de las Escrituras que nos revela a Cristo, y eliminamos a la tentación mediante el mayor valor y belleza de Cristo por sobre lo que el pecado ofrece.

3. Triunfo diario sobre Satanás
Cuando Jesús fue tentado en el desierto por Satanás, le recitó las Escrituras de memoria y lo ahuyentó (Mateo 4:1- 11).

4. Consuelo y consejo para los seres queridos
Las ocasiones en que las personas necesitan que les impartas consuelo y consejo no siempre coinciden con las ocasiones en que tienes tu Biblia a mano. No sólo eso, sino que la misma palabra de Dios hablada espontáneamente desde tu corazón tiene un poder poco común. Proverbios 25:11 dice: “Como manzanas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo.” Esa es una manera preciosa de decir: Cuando el corazón lleno del amor de Dios puede inspirarse en la mente llena de la palabra de Dios, bendiciones oportunas fluyen de la boca.

5. Comunicación del evangelio a los no creyentes
Cuando no tenemos la Biblia a mano, surgen oportunidades de compartir el evangelio. Los versículos de la Biblia tienen su propio poder penetrante. Y cuando salen de tu corazón, así como del Libro, testificas que bien vale la pena aprenderlos. Tendríamos que ser capaces de resumir el evangelio bajo cuatro títulos principales: 1) la santidad/ley/gloria de Dios; 2) el pecado/rebelión/desobediencia del hombre; 3) La muerte de Cristo por los pecadores; 4) el regalo de la vida por medio de la fe. Aprende un verso o dos que se relacionen con cada título, y prepárate para compartirlos en todo momento.

6. Comunión con Dios en el deleite de Su persona y Sus caminos
La manera en que nos comunicamos con (esto es, comunion con) Dios es reflexionando sobre sus atributos y expresándole nuestro agradecimiento, admiración y amor; y deseando su ayuda para llevar una vida que refleje el valor de esos atributos. Por lo tanto, almacenar sus textos en nuestra mente nos ayuda a relacionarnos con Él tal y como Él es. Por ejemplo, imaginate ser capaz de recordar ésto durante el día:

El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. No sostiene para siempre su querella ni guarda rencor eternamente. No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades. Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente. Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro. (Salmos 103:8-14)

Usé la palabra “deleite” de manera intencional cuando dije, Comunión con Dios en el deleite de Su persona y Sus caminos. La mayoría de nosotros somos inválidos emocionales—en realidad, todos lo somos. No experimentamos a Dios con nuestro máximo potencial emocional. ¿Cómo cambiará eso? Una manera es memorizar las frases afectivas de la Biblia y pronunciarlas al Señor y entre nosotros hasta que se conviertan en parte de quienes somos. Por ejemplo, en Salmos 103:1, decimos, “Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre.” Para muchas personas, esa no es una frase natural. Pero si memorizamos ésto y otras frases afectivas de la Biblia, y las expresamos a menudo, pidiendo al Señor que haga que nuestra emoción sea real en nuestros corazones, realmente podemos cultivar esa frase y emoción. Llegará a ser parte de quienes somos. Seremos menos inválidos emocionales y más capaces de rendir debida alabanza y agradecimiento a Dios.

Existen otras razones para memorizar las Escrituras. Espero que las encuentres en la práctica real.

Versículos tomados de la Biblia Nueva versión internacional

Más recursos: GospelTranslations.org.
By John Piper. © Desiring God. Website: desiringGod.org.

Alegraos con Temblor

Friday, March 13th, 2009

Una meditación sobre el Salmo 2:11-12

“Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor.
Honrad [Besad] al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían.
[Reina Valera – Antigua]

“Servid a Jehová con temor’. . .

Este mandamiento no contradice el Salmo 100:2: “Servid a Jehová con alegría.” Servir al Señor con temor y servir al Señor con alegría no es una contradicción. La siguiente frase lo aclara plenamente (“alegraos con temblor”). El temor verdadero y la alegría verdadera existen. La razón por el temor verdadero es que existe un peligro verdadero. Nuestro Dios es fuego consumidor (Heb. 12:29). Es cierto, los elegidos están salvaguardados en Cristo. Pero Pablo nos dice “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo esta en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2Cor 13:5). ”Así que, el que piensa estar firme, mire que no se caiga” (1Cor 10:12). La confianza en Cristo no es sin cuidados. Nuestra seguridad yace no en nuestras decisiones pasadas pero en el cuidado diario de Dios. “[Él puede] guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria” (Judas 1:24). Parte de su cuidado es que despierta en nosotros la devoción para apoyarnos diariamente en Cristo y no en nosotros mismos.

. . . Y alegraos con temblor.

El temor no nos roba la alegría por dos razones. Una es que nos acerca a Cristo quien nos mantiene seguros. La otra es que, en esa cercanía, la parte del temor de la que Cristo nos libera es la parte que destruye la esperanza. Pero nos deja con la otra parte – la parte que queremos sentir por siempre. Queremos maravillarnos o asombrarnos o temblar ante la grandeza siempre y cuando estemos seguros de que no nos destruirá. Este temblar no se opone a la alegría; es parte de la alegría. Vamos a ver películas de horror porque sabemos que el monstruo no nos puede lastimar en el cine. Queremos sentir miedo siempre y cuando estemos a salvo. Por algún motivo, nos gusta. Es un eco de la verdad de que fuimos hechos para Dios. Algo de sentirse “aterrorizado” es profundamente satisfactorio cuando sabemos que no podemos ser lastimados. Lo mejor es cuando el temblor viene de la grandeza de lo sagrado.

Honrad [Besad] al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino . . .

Dios es celoso de su Hijo. “No te has de inclinar a ningún otro dios pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es” (Éxodo 34:14). Su ira se inflama cuando el afecto designado para él le es dado a otro. Claro que existe el beso de Judas. Ese no es el significado en este caso. Este beso es el beso de adoración y sumisión – quizás un beso en los pies al inclinarnos ante él. Con Dios no se juega. Si amamos más a otro, pereceremos. Él será nuestro más grande tesoro, o nuestro enemigo. El lugar más seguro del universo es a los pies de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo. Si preferimos darle la espalda por otro tesoro, se desatará su ira contra nosotros.

. . . Pues se inflama de pronto su ira.

La palabra pronto puede no ser la mejor en este lugar. Esta palabra puede significar rápido en el sentido de ser repentino. La Biblia describe a Dios constantemente como “misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande misericordia y verdad” (Éxodo 34:6). No “rápido para la ira” sino “tardo para la ira”. Por lo tanto, quiero pensar que Salmo 2:12 significa “Se inflama repentinamente su ira.” En otras palabras, no debemos probar su paciencia porque puede acabarse repentinamente y podemos ser consumidos por su ira. Si continuamos besando su creación y no a su Hijo, encontraremos repentinamente los colmillos de la serpiente en nuestros labios. No nos confiemos de la paciencia de Dios.

Bienaventurados los que en él confían.

El único lugar en que estamos a salvo de la ira de Dios es en Dios. Todo lugar fuera de su cuidado es peligroso. Él es el único refugio de su propia ira. Si lo vemos como aterrorizante y tratamos de huir para escondernos, no encontraremos donde escondernos. No existe escondite. Alejados del cuidado de Dios sólo existe ira. Pero existe un refugio de la ira de Dios y ese lugar es Dios. El mejor refugio de la ira de Dios – el único refugio – es Dios. Acerquémonos a Dios. Refugiémonos en Dios. Escondámonos a la sombra de sus alas. Aquí es donde vivimos y servimos con temblor alegre. Es terrible y maravilloso. Es como el ojo del huracán – terror en todo alrededor y totalmente hermoso y en paz. Aquí existe un dulce compañerismo. Aquí existe una silenciosa y amorosa comunión. Aquí hablamos con él como un amigo. Aquí él satisface nuestras más profundas necesidades. Los convido a venir.

A salvo en Cristo con Ustedes,

Pastor John

Más recursos: GospelTranslations.org.
By John Piper. © Desiring God. Website: desiringGod.org.

Por Qué Nos Dice Dios que Se Regocija En Sus Hijos

Friday, March 6th, 2009

La pregunta no es si Dios se regocija en sus hijos. Él lo hace. La pregunta tiene dos aspectos: Primero, ¿qué ve Dios en nosotros que lo lleva a regocijarse? Y segundo, ¿Por qué nos dice que se regocija en nosotros? ¿Qué efecto desea Él que tenga? (Cuando digo “Dios”, quiero decir todo lo que Dios significa para nosotros en Cristo. Me refiero al Dios cristiano y trino.

En primer lugar, observen algunos de los textos que hablan acerca del regocijo de Dios en su pueblo y su alabanza de ellos.

  • Sofonías 3:17, “Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría.”
  • Salmo 147:11, “Se complace Jehová en los que le temen, y en los que esperan en su misericordia.”
  • 1 Pedro 1:6-7, “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.”
  • Romanos 2:29, “sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.”
  • 1 Corintios 4:5, “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.”

Para responder las preguntas antes mencionadas es necesario también ver la verdad la cual Dios nos ordena que nos regocijemos en Él.

  • Salmo 37:4, “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.
  • Filipenses 4:4, “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!
  • Romanos 5:2, “por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
  • Salmo 43:4, “Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo.”
  • Salmo 70:4, “Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu salvación: Engrandecido sea Dios.”
  • Salmo 63:3, “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.”

Nota: Estos últimos dos textos muestran algo crucial. Uno dice que cuando amas la salvación de Dios no dices generalmente, “¡la salvación de Dios es grandiosa!”; dices “¡Dios es grandioso!”. Y cuando experimentas el amor constante del Señor, no dices generalmente, “Mis labios alabarán tu amor constante.”, sino: “¡Mis labios te alabarán!”. En otras palabras, en todos estos textos el mandato consiste en gozarse en Dios mismo, y todas las demás bendiciones que disfrutamos nos conducirán a Dios como nuestra última y más completa satisfacción.

Por lo tanto, en respuesta a nuestra primera pregunta mi respuesta es: Fundamentalmente, lo que ve Dios en nosotros que lo lleva a regocijarse es el hecho de que nosotros nos regocijamos en Él.

Para llegar a este punto hay que decir lo obvio: Dios aprueba lo que es correcto. Él se regocija en nuestra manera de pensar, sentir y hacer lo que es correcto. Por lo tanto, deberíamos preguntarnos, ¿Qué es lo correcto – en última instancia? ¿Qué hace que algo sea “correcto”? Mi respuesta es: “La Rectitud” significa pensar, sentir y actuar de forma que exprese, en una proporción verdadera, el valor de lo que es más valioso’. La rectitud es pensar, sentir y hacer lo que fluye de una percepción verdadera del supremo valor de Dios. Es ver verdaderamente, regocijarse debidamente, y mostrar constantemente en acción el valor infinito de Dios. Por lo tanto, hacemos lo correcto cuando comprendemos la verdad del valor de Dios por lo que es, y sintiéndolo proporcionalmente a su supremacía universal, y actuando en formas que expresen el valor supremo de Dios. Ése es el significado de “lo correcto”.

Por consiguiente, cuando decimos que Dios se regocija en nuestra forma de pensar, sentir y hacer lo que es correcto, queremos decir que se regocija por cómo nosotros vemos, disfrutamos y mostramos Su propio valor supremo. Dios valora el hecho de que nosotros lo valoremos a Él y se goza al ver que nos gozamos en Él.

Ahora bien, la segunda pregunta que hicimos anteriormente fue: ¿Por qué Dios nos dice esto? ¿Deberíamos alegrarnos al oírlo? Sí, deberíamos estar contentos de oírlo. ¿Pero por qué? ¿Cuál es la esencia de nuestro gozo al oírlo? Es posible oírlo, y alegrarse de hacerlo, de tal manera que es devastadora.

El motivo apropiado para alegrarse en el hecho de que Dios se goza en nuestro gozo en Él es porque confirma que nuestro gozo en Dios es verdadero’.Esto fija nuestra mirada más firmemente en Él y hace que nuestro gozo en su belleza sea más grande. Pero existe una manera devastadora de responder al elogio de Dios hacia nosotros. ¿Qué si oímos la alabanza de Dios y nos alejamos de Su gozo para gozarnos en el gozo que Dios tiene por nosotros? ¿Qué si oímos su alabanza como un recordatorio de lo que realmente disfrutamos, es decir, que se nos preste mucha atención? ¿Qué si el aspecto primordial de aquello que nos hace felices no es Dios mismo, sino su atención, su alabanza? Si eso es lo primordial, entonces no nos estamos gozando en Dios, sino usando únicamente el gozo en Él con fin de obtener elogios. Eso seria devastador. Cuando el deleite de Dios en nosotros nos lleva a deleitarnos más en el deleite que El nos tiene, estamos dejando de hacer la misma cosa en que se goza Dios.

La enseñanza de que Dios se goza en nosotros es muy peligrosa. Muy cierta, y muy peligrosa. La razón por la cual es muy peligrosa radica en que somos caídos, y el placer principal de nuestra naturaleza caída no es el sexo sino la autoexaltación. Nuestra naturaleza pecaminosa ama que la adoren por lo que somos y lo que hemos hecho.

El remedio para esto es no hacer que Dios sea el alabador, y pensar que todo está bien. Puede que todo no esté bien, sino que sea fatal. La alabanza de Dios hacia nosotros nos hará bien, si las oímos como confirmación que nuestro gozo realmente está en Él. La alabanza de Dios por nuestro gozo en Él tiene la intención de ayudarnos a continuar gozándonos en Él, y que no nos distraigamos por nada. Dios prohíbe que Su adoración hacia nuestro gozo en Él nos aleje de la acción de gozarnos en Él para gozarnos en el acto de ser adorados por Él.

Escúchenme bien. Nosotros nos gozamos en la alabanza de Dios hacia nosotros, pero no de la forma en que lo haría una mente carnal. La alabanza de Dios no es la parte más profunda de nuestro gozo. No deberíamos permitir que Su alabanza nos distraiga de la razón por la cual nos alaba – a saber, nuestro deleite en Él. Nos deleitamos en el hecho de que Dios se goza en nosotros ya que esto confirma y aumenta nuestra concentración en Él, más que distraernos de Él. Aun su piadosa aprobación de nuestro gozo imperfecto en Él lo hace más hermoso en Él mismo. Aquellos que oigan las palabras, “Bien hecho, sirviente bueno y leal,” digan, “¡Cuán grande y misericordioso es nuestro Dios!”

La relación entre lo que he dicho aquí y la doctrina de justificación por la fe es que Dios mira a sus hijos a través de la óptica de la justicia imputada de Cristo. Esto significa dos cosas: una es que Dios nos considera perfectos en Cristo. La otra es que Él aun puede ver como nos esta transformando prácticamente a lo que ya somos posiciónalmente en Cristo. La óptica de la imputación asegura nuestro derecho invencible al lado de Dios. También garantiza el gozo de Dios en nuestro gozo imperfecto en Él. Eso significa que, aunque Dios nos considere perfectamente justos en Cristo, Él puede aun ver nuestro verdadero pecar como así también el fruto del Espíritu en nuestras vidas. Es por eso que Él se deleite en nosotros a niveles mayores o menores. Sabemos esto porque Él nos considera perfectamente rectos (Romanos 4:4-6) y nos disciplina en cuanto al pecado en nuestras vidas (1 Corintios 11:32). Por consiguiente, el gozo de Dios por el gozo que nosotros mostramos hacia Él varía en proporción a los afectos que hay en nuestro corazón, pero esto es posible solo porque Dios nos imputa la justicia perfecta de Cristo.

Anhelando junto a ustedes gozarme firmemente en Dios,

Pastor John

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